domingo, 4 de marzo de 2007

Acerca de Open Economy

Me temo que si preguntamos a un economista sobre la definición de economía abierta (Open Economy), nos contestará que es aquella que facilita los movimientos de capitales y de bienes a través de los mercados. También añadirá que estos movimientos están guiados por los criterios y principios básicos de búsqueda de eficiencia. Además, aclarará que el capital es el principal factor y actor de la misma. Ahora bien, aunque la definición anterior no deja (o dejaba) de ser cierta, cada vez es menos válida para describir la economía actual.

Durante siglos se han puesto todo tipo de barreras a la libre circulación de bienes y capitales y ha sido relativamente fácil controlar su tráfico, ya que los primeros pasan por las aduanas y los segundos circulan por el sistema financiero. Tampoco han sido muchos los problemas en controlar los movimientos de personas, a pesar de los crecientes flujos migratorios que claman por un puesto en la economía del bienestar.

¡Tenemos el control! Capital, trabajo (personas) y… me váis a permitir que la tierra la dejemos quieta donde está para seguir edificando. Sin embargo, uno de los factores a los que nos referíamos, el trabajo, ha cambiado sustancialmente su forma de aportar valor al sistema económico. Las personas (al menos algunas), que han sido y son vistas como un recurso que puede ser “adquirido” en el mercado, han modificado su propuesta de valor, pasando de ser meramente ejecutoras de órdenes dentro del engranaje económico a ser actores que piensan y generan ideas y conocimientos.

Bajo esta perspectiva el individuo toma peso en la Open Economy pasando a ser un nuevo actor económico. El individuo tiene cabida como agente singular en la nueva economía, en la economía abierta. Así, es capaz de hacerse oír como consumidor y de actuar como proveedor y productor en un entorno global y complejo.

La fábrica y la oficina han sido hasta ahora las unidades económicas y sociales básicas. En ellas interaccionamos hasta ocho horas diarias (y a veces más) siguiendo las rutinas sociales de la economía clásica. ¡Qué lógica! Vamos en búsqueda de la eficiencia económica transportando nuestro conocimiento en automóvil, empleando horas y horas diariamente en mover tan pesada carga, consumiendo nuestra cuota de Kyoto, de paciencia y de metro cuadrado. Los white collar workers de hoy en día presumen de que gracias a Internet son móviles, ya que se mueven todos los días desde su casa al trabajo para conectarse a la red y poder enviar un correo electrónico a su compañero del tercer piso a la vez que entran en su red corporativa. ¿Cómo sino? Sin embargo, Internet presenta un sin fin de posibilidades para organizar nuestro trabajo con la eficiencia de la Open Economy, donde los conocimientos circulan por la red en vez de por carretera, surgen nuevas formas organizativas, accedemos a contenidos relevantes para nuestro negocio o estamos en contacto con nuestro grupo de amistades.

Pero la Open Economy no es apta para todo el mundo, es un enemigo implacable de los intermediarios que no aportan valor. Con los nuevos medios de información y comunicación el individuo-consumidor es capaz de acceder a las fuentes de producción, bien sean de bienes o de servicios, como nunca antes ha sido posible. Esto le permite investigar, comparar, hablar con otros usuarios, negociar y todo ello desde la comodidad de su casa u oficina. Los intermediarios han de aprender a aportar valor en este nuevo contexto. Los expendedores de productos (o tenderos) cada vez tienen más difícil vivir de los márgenes que durante siglos les ha proporcionado el control de determinada parte de la cadena de abastecimiento, esto es, la desinformación o ignorancia del consumidor.

Una economía abierta es sin duda una economía más libre y mucho más eficiente, pero también mucho más viva y más “rápida”. La libertad en la Open Economy no debe confundirse con un liberalismo económico desacerbado y carente de sensibilidad, sino con tres principios básicos que entroncan con la libertad individual; libertad del consumidor para elegir, libertad para competir y libertad de acceso a los conocimientos.

En este contexto la única estrategia básica, tanto individual como empresarial, es la innovación. La innovación a nivel individual implica la adquisición de nuevos conocimientos, la creatividad, las nuevas ideas, las invenciones y la interacción con el resto de los individuos y agentes de la Open Economy. Desde el punto de vista empresarial, la innovación significa encontrar nuevas formas de aportar valor a otros agentes, basándose en el más preciado recurso de la nueva economía. ¡TÚ!

Para entender la Open Economy y ser partícipe de ella es fundamental comprender cuáles son estos nuevos paradigmas y a través de este blog vamos a intentarlo. Nuestra intención es compartir conocimiento (aprendiendo y quizá enseñando) como modestos actores de la nueva economía que intentan escapar de la vieja, apoyándonos precisamente en las ventajas que nos brinda la red. Queremos hacer esto sin intermediarios que nos resten valor y siendo conscientes de que para competir en una economía abierta y libre la única respuesta es la innovación a través del aprendizaje perpetuo, no sólo durante el periodo de formación "obligatorio".

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo aquello que no aporta valor son costes y, por tanto, su único e irremediable destino es desaparecer.

Anónimo dijo...

No comparto muchas de tus opiniones sobre innovación, pero te felicito por tu iniciativa.

1-Dices en el primer post:
"Las personas (al menos algunas), que han sido y son vistas como un recurso que puede ser “adquirido” en el mercado, han modificado su propuesta de valor, pasando de ser meramente ejecutoras de órdenes dentro del engranaje económico a ser actores que piensan y generan ideas y conocimientos".

Si tienes la oportunidad de visitar un "Call Center", uno de los emblemas del nuevo modelo de outsorcing de servicios sobre base tecnológica, verás que es lo más parecido a la vieja fábrica taylorista. Turnos despiadados; control de movimientos; destajo etc. Muy poco de "open economy", cratividad, innovación tienen estas granjas avícolas para sus "trabajadores del conocimiento".

2-Según se desprende de los post que has publicado, tu defiendes una visión individualista y liberal de la innovación. Otros, en cambio pensamos que es posible y deseable una propuesta de la innovación basada en principios colectivos, y comunitarios. Es más: pensamos que la innovación debe ser el efecto de prácticas sociales con sentido dirigidas a explorar los espacios de posibilidades de los entornos sociotecnlógicos. El caso del movimiento del software libre es un buen ejemplo.

Lo dicho: felicitaciones por la iniciativa y suerte. Me ofrezco para dialogar.

Vladimir

Anónimo dijo...

Muchas gracias Vladimir por tu comentario y por tus palabras de ánimo. Sólo quería comentarte que tu segunda apreciación se debe a una interpretación errónea de nuestras intenciones en Open Economy. La verdad es que te agradecería que nos dijeses qué te ha llevado a pensar eso.
Precisamente el nombre de este espacio es un pequeño guiño al mundo Open Source y a las valiosas lecciones que creemos que está dando en materia de organización de la innovación tecnológica. Es más, hemos subtitulado el blog como "Las nuevas reglas de la economía de la participación" para hacer mucho más patente la orientación de este blog. En próximos post intentaremos abordar más extensamente todos los conceptos relacionados con la creación colectiva.
Y por supuesto, este es un espacio para dialogar, y siempre que lo desees estaremos encantados de intercambiar ideas y opiniones contigo y con el resto de los lectores.

jvmanjon dijo...

Muchas gracias por tu comentario Vladimir,

Estoy de acuerdo en parte de las apreciaciones que haces y me parece muy acertado el término “granjas avícolas para trabajadores del conocimiento”. Soy consciente de que la tecnología, sobre todo las TIC, traen una automatización brutal en los procesos, cambiando conocimiento humano por estandarización y parametrización.

Sin embargo, lo que defendemos en Openeconomy es justamente lo contrario. La tecnología puede ser utilizada por las PERSONAS para poner su conocimiento en valor y llegar tan lejos como su conocimiento se lo permita. Por otra parte entendemos que la fuerza real del conocimiento se manifiesta cuando las PERSONAS trabajan JUNTAS, creando valor y superando las formas organizativas clásicas (“granjas avícolas”, me está gustando el término y te lo pediré prestado), uno de cuyos mejores ejemplos es precisamente las comunidades de software libre. Ni siquiera los genios son capaces de llegar solos a ninguna parte, pero la chispa que enciende la mecha está en la mente de cada uno, en sus ilusiones, en sus ambiciones y en los retos que quiera afrontar, aunque para que llegue a haber hoguera tenemos que estar muchos echando leña al fuego.

En sucesivos post ahondaremos sobre estos puntos de vista, pero valga un adelanto, Openeconomy abordará en su próximo post el tema de “Creative Commons” y lo adoptará como política de licencia en este blog.

Gracias otra vez por ayudarnos a dar la orientación que pretendemos a Openeconomy y encantado de que sigas COMPARTIENDO con toda la comunidad.

Anónimo dijo...

Comparto la idea de Juan Vicente en que la innovación surge de la interacción de personas. Un técnico puede tener unos conocimientos extraordinarios, pero puede que no tenga ninguna aplicación práctica en la realidad.
El miembro de la "granja avícola", aparte de consideraciones obvias como motivación o incentivos, es la persona que puede plantear sus necesidades. Lo más normal es que no sea consciente de las posibilidades que le ofrece la tecnología, por lo que el trabajo conjunto con un técnico es imprescindible. De hecho cuando una aplicación informática se realiza sin prestar demasiada atención al usuario final está abocada al fracaso.

jvmanjon dijo...

Está claro de que la innovación surge de las personas y no solo de los técnicos, sino que es muy muy importante la ORIENTACIÓN AL MERCADO. Por ello aquellos que están en contacto con el cliente deben ser capaces de transmitir a toda la empresa las necesidades que detectan.

fontanon dijo...

¡Buenas a la comunidad Open Economy! Me sumo como suscriptor y comentarista ocasional a la cantidad de artículos que me han parecido de interés al primer vistazo.

En respuesta a la visión expresada por Vladimir sobre las comunidades del software libre como colectivo, he de expresar que no puedo estar más en desacuerdo. Es casualidad que recientemente se me permitiese expresar mis inquietudes al respecto en rebelion.org[1] de donde pego aquí el extracto que viene al caso:

"Pesa todavía en nuestros días una falsa visión de las comunidades del software libre, como colectivos activistas integrados por hackers. Hay quién incluso piensa en el software libre y las comunidades como movimientos anti-capitalistas. Nada más lejos de la realidad.

Por supuesto que los integrantes en estas comunidades opinan que el acceso al conocimiento de manera libre genera mayores oportunidades para todos. Pero lo realmente importante que cabe destacar es que este bien común: el acceso al código fuente de un programa y por ende al conocimiento, surge como consecuencia de la búsqueda de un beneficio individual por parte de la persona que libera dicho conocimiento.

No se libera código como fin en sí mismo, sino como medio para la obtención de un beneficio."

[1] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=122859