¿Global warming = global business?
Vaya por delante la preocupación de quien suscribe este post por el medio ambiente. Aunque realmente no me considero un activista de la causa ecologista, sin embargo entiendo que el desarrollo debe ser sostenible, y eso implica el respeto y la defensa de nuestro entorno natural.
Dicho esto, quiero llamar la atención sobre un mensaje omnipresente en los medios de comunicación y por tanto en la cultura popular, este es el "global warming" o el calentamiento global. El calentamiento global, el efecto invernadero o el deshielo de los casquetes polares se han convertido en objeto de animada conversación de café. Aunque tengamos dificultades para usar correctamente nuestro mando de la tele, sin embargo florecen nuevos doctores en el "greenhouse effect".
Nuestra querida Wikipedia nos dice que el calentamiento global se refiere al incremento de la temperatura de la tierra y de los océanos debido a distintas causas, tales como el incremento de las emisiones de CO2 producidas por el hombre, el producido por los océanos o las variaciones en la actividad solar.
Sin embargo, la teoría oficial del cambio climático atribuye su responsabilidad exclusiva a la acción del hombre. Los posibles efectos del calentamiento global son bien conocidos a través del famoso video "an inconvenient truth" que el ex vicepresidente norteamericano Al Gore se encarga de difundir, ¿o debería decir promocionar? Lo primero que me sorprende es que ante tal avalancha de catástrofes, deshielos, inundaciones, tsunamis, malaria,… tengamos que sensibilizarnos sobre este tema tras pasar por caja para adquirir una copia del famoso vídeo, porque me temo que en el sitio web oficial de Al Gore no tenemos acceso a su visionado pero si a un enlace a la tienda Amazon donde podemos adquirirlo.
Yo no soy quien para poner en duda las teorías científicas sobre el cambio climático, pero este post coincide con la aparición de una noticia en la que la NASA ha tenido que admitir que la serie de temperaturas que se estaban utilizando para evaluar el cambio climático eran erróneas. Ahora bien, cada uno tendrá que evaluar si la información que recibimos es verídica o no lo es. Para todos aquellos que queráis tener otra versión sobre el cambio climático podéis visitar "the globalwarming swindle" y ver su video.
¿Pero cómo responde a esto el consumidor? Pues con miedo a lo desconocido y aplicando el principio de prudencia "más vale prevenir que curar". La industria, conocedora de ello, se apunta a la nueva moda "green". Por ejemplo, la industria automovilística responde masivamente. Skoda insertó este año anuncios a toda página con el lema “nos han puesto verdes” y hablando de las cualidades poco contaminantes de sus motores, Renault ha creado Eco2 definiendo sus coches como ecológicos, económicos y reciclables y lo mismo ocurre con Honda quien promete coches que respeten el medio ambiente.
Otras empresas también se están apuntando a la moda verde, Acciona promete 7.000 millones de euros de inversión en energías renovables en los próximos tres años y Endesa afirma estar comprometida por la lucha con el cambio climático en su página corporativa. Incluso las compañías petrolíferas como BP o las aerolíneas como Virgin se apuntan a la moda verde.
Bienvenidas sean todas estas muestras de buena voluntad. Pero seamos también conscientes que antes de poner en marcha la Oficina del Cambio Climático es necesario tener en buen sistema de reciclaje, limpiar nuestros montes para evitar incendios indiscriminados, vigilar los vertidos ilegales a nuestras aguas, etc. Lo que no es aceptable es que el cambio climático sea un nuevo argumento de compra y que la estrategia utilizada sea “si no compras verde, tú eres el causante del desastre”. El marketing del miedo usa siempre el principio de precaución como argumento para orientar la decisión de compra y esto es lo que está ocurriendo en este caso.
Nosotros como consumidores tenemos nuestra responsabilidad ante el entorno natural pero nunca ante nuestros políticos o las multinacionales. Bajo ningún concepto hemos de permitir como consumidores que se nos demonice por no comprar un “coche verde”.