El canon digital
Asisto atónito a la implantación de un “renovado impuesto” sobre una serie de soportes digitales como los teléfonos móviles, los mp3, las grabadoras,… No entiendo como en un país que se supone avanzado, podemos legislar tratando de poner puertas al campo.
Partimos del respeto a la protección de los derechos de autor de cualquier creación sobre el soporte que sea y según los derechos que este autor quiera aplicar sobre su obra (que tampoco es fácil). Pero partamos también del derecho a la libertad individual sobre el uso definitivo que cada uno demos a los teléfonos móviles, mp3 y demás artilugios de nueva generación.
Mis derechos individuales son al menos tan importantes como los de los autoproclamados “representantes de la cultura española”. Es bastante pretencioso por parte de estos señores y señoras, artistas y “artistos”, suponer que yo quiera utilizar esos dispositivos para hacer nada con ninguna de sus obras. En principio NO ME INTERESA SU PRODUCTO, NO SOY SU CLIENTE Y ADEMÁS NO QUIERO SERLO POR IMPERATIVO LEGAL.
¿Alguien se ha parado a pensar, que a lo que aquí asistimos es a un cambio de modelo de negocio de un sector empresarial-profesional, que ve como Internet y las nuevas tecnologías cambia el sistema que hasta ahora había funcionado? ¿Por qué no protegemos también a los hasta ahora distribuidores de la cultura, como los videoclubes, tiendas de música, librerías,…? Creemos un canon que compense a los distribuidores por los DVDs que ya no alquilamos, los libros que no compramos y los discos que no adquirimos.
Los artistas y “artistos” se han dado de bruces con la Open Economy y en vez de ver una oportunidad huyen despavoridos y nos echan la culpa de sus males a todos los demás, “los delincuentes”. Este sector empresarial debería ver una gran oportunidad en Internet, como medio de llegar directamente y sin intermediarios a sus clientes finales, de editar un disco con un coste irrisorio, de utilizar sistemas de impresión bajo demanda, de establecer diálogos con sus seguidores a través de la red, de abrir canales para mostrar sus obras digitales, de abaratar sus costes de promoción, de utilizar el buzz ante un buen producto, de aprovechar nuevos medios de distribución,…
Tal vez el sector se tenga que reconvertir, diseñar nuevas formas de comercializar su producto, dejar de pensar en la subvención y pasar a la acción, y si no YO TAMBIEN QUIERO MI CANON.