domingo, 13 de mayo de 2007

Estándares abiertos. Sencillamente, porque no puede ser de otra forma

El caso es que llevaba algún tiempo pensando en cómo abordar este artículo y la celebración el sábado que viene (19 de Mayo) del segundo “Open Discussion Day”, me ha dado la excusa perfecta. Se trata de una iniciativa modesta, como corresponde a la escasa sensibilidad existente en torno a la cuestión de los estándares abiertos.

Podría escribir varios artículos más o menos académicos enumerando los beneficios de utilizar estándares abiertos, pero ese esfuerzo será mucho más productivo si dedico ese tiempo a contribuir a los artículos que ya existen en la Wikipedia. Me lo anoto en la lista de tareas. Prefiero dedicar hoy este espacio a poner un par de ejemplos que inviten a la reflexión a quienes no hayan dedicado hasta el momento unos minutos a pensar en la cuestión. Quienes ya lo hayan hecho pueden saltarse el resto del artículo porque seguro que ya utilizan todos los estándares abiertos que conocen. No puede ser de otro modo.

Empecemos por los protocolos de red, desde los que no vemos aunque estén ahí (TCP, IP, Ethernet, etc.) hasta los que “tocamos” a diario aunque no estemos muy seguros de su nombre (los del correo electrónico, y por supuesto los que hicieron posible la web). Internet está construida sobre los efectos beneficiosos de los estándares abiertos en los protocolos de comunicación, esto es, sobre la posibilidad de que cualquiera pueda construir servicios universales que coexistan y se comuniquen con los que ya existen. No es posible que ningún servicio que viaje sobre Internet, si de verdad tiene vocación de ser universal, pueda crear un coto cerrado construyendo barreras basadas en una especificación propietaria. Puede que tengan su momento, incluso una base de usuarios grande. Es posible hasta que quien lo creó lo venda por un buen dinero. Sin embargo acabará cediendo, abriéndose o desapareciendo como ha ocurrido en otras ocasiones. Símplemente porque Internet es así. Ahora estamos en el momento de MSN Messenger en la mensajería instantánea o Skype con la telefonía sobre IP. En ambos casos, existen estándares abiertos, Jabber para mensajería instantánea y SIP para telefonía sobre IP, que permiten elegir el proveedor y seguir interconectándose con el resto del mundo que usa estándares abiertos. En cambio, si eres usuario MSN Messenger, sólo puedes hablar con usuarios de MSN Messenger. Si eres usuario Skype, sólo puedes hablar con usuarios de Skype. ¿A alguien le parece razonable? Por simplificar, ¿alguien usaría un correo electrónico de hotmail si sólo pudiese comunicarse con usuarios de hotmail? ¿Alguien sería cliente de Telefónica si sólo pudiese hablar con abonados de Telefónica?.

Con el caso de los datos la situación es aún más curiosa, porque bajo el argumento de los “estándares de hecho” parece que la situación “está bien como está” y apenas existe debate al respecto (salvo el círculos muy reducidos). Con los documentos ofimáticos, o adopto el estándar de facto o no puedo comunicarme ni con la administración pública, que es la primera que asume que he pagado una licencia en concreto para abrir los documentos que me ofrece como administrado. El usuario ha asumido con absoluta resignación que los ordenadores se cuelgan y que los datos sólo pueden abrirse con el programa con el que fueron creados... y con suerte con una versión posterior del mismo. En general, con la misma naturalidad ha asumido que las licencias no se pagan y que los archivos que creó hace diez años nunca más podrá volverlos a abrir si la herramienta que utilizó ha dejado de existir. Una lástima. Supongo que nuestros datos no nos importan demasiado, ya que en caso contrario usaríamos aplicaciones que guarden nuestros documentos de oficina en Open Document, como por ejemplo OpenOffice, o cualquier aplicación que almacene los datos de calendario siguiendo la especificación iCalendar para gestionar nuestras agendas.

Cuando uséis servicios o programas basados en especificaciones “cerradas” pensad que la historia de Internet (corta, pero intensa) nos dice que todo lo que se ha construido con ese principio ha acabado desapareciendo. ¿Todavía alguien piensa en serio que puede imponer a todo el planeta un formato único y cerrado?

Desde Open Economy dejamos este modesto artículo como pequeña contribución a la difusión del “Open Discussion Day” y sobre todo al fomento de la utilización (o creación) de estándares abiertos. Sencillamente, porque no puede ser de otra manera.

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