sábado, 30 de junio de 2007

El respeto a la privacidad que nos espera


Cuando leo una noticia sobre un anuncio legislativo relacionado con Internet normalmente me echo a temblar. Incluso antes de leerlo. Después de directivas de retención de datos, leyes de servicios de sociedad de la información (incluyendo reformas que no llegan), leyes de protección de datos imposibles de cumplir, entidades de gestión de derechos de autor intentando hacerse policía y juez de la red, ... comprenderéis que no me quede demasiado optimismo en el cuerpo.

Esta vez le ha tocado innovar al gobierno alemán con una creativa interpretación de la directiva europea sobre retención de datos. Pretenden algo así como que no se puedan prestar servicios de comunicación sin identificar al usuario. Además no se conforman con el momento, sino que además quieren la posición. ¡¡Suspiro!! y chiste malo: "Heisenberg estaría encantado". Simplificando mucho, pero el fondo es ese, que el anonimato en la red no gusta a los gobiernos, ni siquiera a los democráticos. Y claro, como lo de las fronteras en Internet parece que tampoco lo tienen claro, pues restringen las obligaciones para los prestadores en lo que se refiere sólo a ciudadanos alemanes. La verdad es que han puesto el listón muy alto para que podamos superar el despropósito, pero no me atrevo a subestimar a nuestros legisladores.

Los medios españoles apenas se hicieron eco en su día e incluso ahora que Google se ha “puesto digno” haciéndose el ofendido y ha reabierto el dabate, su amenaza de cerrar Gmail en Alemania prácticamente ha pasado desapercibida en España. Será que no es importante ni interesante. Al fin y al cabo no deja de ser uno más en la lista de despropósitos a que nos tienen acostumbrados el primer poder y el segundo poder cada vez que se acercan a los bits. Menos mal que el tercer poder suele andar un poco más fino y acaba siendo razonable aunque sea después de varias sentencias .

Al margen de lo que nos importe nuestra privacidad y de discutir acerca de si protegernos de los malos (terroristas y delincuentes sexuales principalmente) lo justifica todo. ¿Se habrán parado a pensar lo que pretenden sencillamente no es posible? ¿No se lo habrá explicado nadie? No quiero decir que los problemas que pretenden abordar no existan y que no haya que darles una solución. Por supuesto que sí, pero habrá que ser un poco más imaginativos, porque si no la forma de hacerlo está clara. China ya nos ha enseñado el camino. Claro que este enfoque tiene algún problema con las libertades a las que estamos acostumbrados en occidente.

Uno de los riesgos que tiene la Open Economy es que las legislaciones trasladadas de escenarios anteriores ahoguen los nuevos enfoques que están surgiendo en la prestación de servicios. Disfrutemos de esta edad de oro de internet antes de que una serie de regulaciones mal enfocadas acaben con todo lo que la convierte en especial.

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