miércoles, 3 de septiembre de 2008

Las patentes de software

Las patentes, son desde hace varios siglos, un instrumento con el que los estados han intentado fomentar la innovación, otorgando derechos exclusivos a los inventores. Por ejemplo, el número de patentes por millón de habitantes es un métrica aceptada para medir la innovación de los países y la productividad de los científicos.


También es algo comúnmente aceptado que la influencia del sistema de patentes resultó decisiva para el desarrollo de las revoluciones industriales. No resulta extraño, por tanto, que en algunos países como Estados Unidos se haya aplicado la misma legislación a la industria del software y que no se hayan previsto las consecuencias. Hay muchos ejemplos que ilustran los absurdos a los que se ha llegado debido a la patentabilidad del software. Uno de mis favoritos es la patente 6,727,830, es decir, la que protege el doble-click y que pertenece a Microsoft desde el año 2004. No hacen falta muchos comentarios al respecto.

Podemos dudar si el problema es la posibilidad de patentar el software o que se están concediendo patentes sobre conceptos sobre los que no deberían haberse concedido, ya sea por errores o sencillamente porque las oficinas de patentes no entienden aún la industria del software. Al fin y al cabo llevan décadas juzgando las innovaciones de la industria del acero o del automóvil y unos pocos años las relativas al software. Por desgracia no parece que el proceso de aprendizaje vaya avanzando ya que esta misma semana se ha concedido en Estados Unidos la patente 7,415,666, que en esencia define el Avance Página/Retroceso de Página (Page Up/Page Down). Parece una broma, pero por desgracia hay cientos de patentes de este tipo.

Por el momento en Europa, aunque no sin dificultades, estamos consiguiendo mantener a nuestros legisladores al margen de esta tentación. Se trata de un debate profundamente intoxicado por los interesados, sobre todo las grandes compañías de la industria. Me resulta especialmente triste ver como pequeñas empresas y asociaciones defienden ferozmente el derecho a patentar ese modesto software que han construido durante muchos años de esfuerzo y que es la base de su negocio. Su razón, intentar protegerse de que se lo copie la pequeña empresa de al lado. Sin embargo no son conscientes de que ese software violaría tantas pantentes previas que ni siquiera existiría. ¿O ese software no usa el doble-click?

Como he defendido en otras ocasiones, en la Open Economy el mejor instrumento para favorecer la innovación es la apertura, la colaboración y la libre circulación del conocimiento (sobre todo el obtenido con financiación pública) en su sentido más amplio.

No hay comentarios: