¿Alguien quiere ser ingeniero?
Una buena parte de mis amistades y de mis relaciones profesionales son ingenieros de formación, la mayor parte de telecomunicaciones. Mi primera etapa en la universidad me llevó a obtener esa titulación y mi trabajo actual se desarrolla en ese área así que no hay nada de especial en esto. Lo que que sí es realmente curioso es que unos pocos años después de terminar los estudios casi ninguno de los ingenieros con que me relaciono quiere serlo en realidad. Una sencilla observación de la trayectoria profesional en estos últimos años de esta pequeña muestra convierte esta afirmación, aparentemente descabellada, en una hipótesis bastante razonable.
En los últimos años un número elevado de estos ingenieros, en general con menos de 10 años de experiencia profesional, han dedicado un esfuerzo nada despreciable a realizar estudios de especialización en administración de empresas. Cada uno en función de sus posibilidades, de su economía, de su tiempo disponible o de su perspectivas laborales y en general en el clásico formato MBA. Yo mismo, siguiendo esa tendencia fui más pertinaz todavía y obtuve el título de diplomado en empresariales por la Universidad de Valladolid. Desde la primera asignatura hasta la última. No contento con esto, cuando terminen de aclararse con el EEES, supongo que me licenciaré o graduaré o como quiera que acaben llamando al título superior.
El objetivo de este aparente desperdicio de energía suele ser abandonar un trabajo técnico, que no está bien valorado, y obtener lo que habitualmente se llama un trabajo de gestión, mucho más vistoso y normalmente mejor remunerado. El caso es que nos encontramos con ingenieros de 30 años cuya aspiración profesional es dejar de serlo y que dedican un esfuerzo importante a conseguirlo. No parece que tenga mucho sentido si caminamos hacia una economía de servicios intensivos en conocimiento. Si ejercer como ingeniero a los 30 "está mal visto", o mal remunerado, ¿quién va a innovar? ¿puede extrañarnos el déficit de empresas de base tecnológica? ¿Es extraño que las estadísticas nos sitúen a la cola en todos los indicadores donde se baten en el cobre las sociedades del conocimiento?
El caso de la ciencia es mucho más grave ya que un científico que quiera tener unas condiciones laborales dignas tiene como única alternativa emigrar a países como EE.UU., Reino Unido o Alemania. Aunque el problema que subyace en mi opinión es el mismo, que nuestra sociedad no valora el trabajo de científicos e ingenieros, dedicaré otro artículo a nuestros sufridos científicos por las singularidades con que castigamos a la ciencia en este país. Además, no me parece de buen gusto mezclar ingenieros, aunque sea con MBA antes de los 30, bien remunerados en general, con científicos, en general doctores, con serias dificultades para conseguir un contrato de trabajo y empezar a cotizar a la Seguridad Social antes de cumplir los mismos 30 años.
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